lunes, 15 de agosto de 2022

La cuerda de la tragedia griega

 De la necesidad surgen situaciones que en la mayoría de los casos desembocan en que la vida en general mejora, casi siempre y sin lugar a dudas.



Sin embargo, de la necesidad lo agradable no es la situación que surge, sino la consecuencia, la mejora que provoca el pasar por esa situación. Ahora bien, a veces, pasar por esa situación puede ser un escarnio como no imaginabas en el momento de ver la necesidad, en el momento en que solo ves el fin y no piensas en el proceso.

Toda esta retahíla "filosófica" viene a cuento porque ya sabéis como va esto. Viene a cuento como prólogo a lo que os voy a contar. Divirtámonos un rato enredados en cuerdas de bandurria y música tradicional.

Y ahora si os cuento, como después de un gran fin de semana de música se me recuerda una vez más que mi bandurria necesita una renovación completa de cuerdas (prima, segunda, tercera, cuarta, quinta y el bordón, estas las cuerdas de la guitarra son, pero me permito la licencia), así que hablando con un amigo y para "mi comodidad" pensamos que lo mejor es que me lleve la bandurria y las cuerdas a mi casa y se las cambie todas.

Así las cosas, tengo un par de semanas para noche si, noche no, ir quitando y poniendo ... pero no se por qué regla de tres a mi se me ocurre que era buena idea echar una tarde cambiándolas todas. Así pues, un sábado por la tarde cualquiera estando la bandurria en mi casa, sabadoo por la mañana previo, habiendo trabajado, habiendo salido antes a echar una cerveza, café y cubata, llego a casa con todo el ánimo del mundo y dispuesto a ir sustituyendo cuerda a cuerda, cada una de las 12 (que al final fueron 10, me dejé el bordón que nunca lo toco) cuerdas de mi bandurria. Ni que decir tiene, enchufé "youtube" en la tele con rock suave para amenizar el momento entre cuerda y cuerda, y allá que vamos. Decidí no complicarme e ir cambiando conforme fueran apareciendo, curioso que aparecieron las graves primero, terceras y cuartas, y allá que se sustituyeron sin mayores problemas. Por supuesto, entre cuerda y cuerda las igualaba de oído, todo lo que me da mi pobre capacidad, y entre cuerda y cuerda sonaba una "pasá" de mazurca, o pardicas, para ver que todo estaba correcto ... rocambolesca en mis oidos también sin duda la mezcla del rock suave en el ambiente con esa mazurca pausada, o esas pardicas vivarachas. 

Superadas las graves, llegaron las agudas, y con las agudas se "agudizó" el proceso. Quito una primera, la cambio con sufrimiento, pues la teníamos puesta a la antigua usanza, llevaba "chorrocientas" vueltas en el clavijero, y ya cambiada, me pongo con la otra primera. Cuando empiezo a desenrollarla, horror de horrores, he enganchado el sobrante de la cuerda con la primera cuerda!!!!! ... tengo que aflojar la primera, desenrollar la segunda, apretar la primera, apretar la segunda, y afinar sin poder afinar las dos, puesto que ya no tengo una referencia ... las 8:30 de la tarde ... y me faltan las segundas ...

No voy a repetirme ni extenderme más de lo necesario, pero para mi desgracia lo sufrido con las segundas fue un clon de lo sufrido con las primeras ... cambio una, puesta a la antigua usanza, desenrollo la siguiente, enganchada con la anterior, desenrolla una, quita otra, vuelve a enrollar, termina de poner la otra, y afina sin referencias ... las 10:30 de la noche y sin cenar ... menos mal que me quedaba una cintica de limón en el congelador para quitarme el disgusto después.

Así las cosas, ahora mi pobre bandurria la tengo para el arrastre, necesitando darle guerra para que las cuerdas se asienten y afinarla bien, pelearme con ella unas cuantas "pasas" de coplas hasta que vuelva a sonar decente, y yo aún acordándome de lo buena que pudo ser aquella tarde entre cuerda y cuerda y copla y copla, y lo mal que acabó enredado entre cuerdas, cansado y encabronado.

En fin, todo fue por volver a escuchar mi bandurria como en sus mejores momentos junto a mi gente de la cuadrilla, así sea, la tragedia de aquella tarde para mi, hubiera sido comedia para muchos, y final feliz que culminará en la primera jota con la bandurria ya afinada.

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