martes, 10 de enero de 2023

Un portátil roto por Navidad

Desesperación. Un salón patas arriba, preside el televisor y frente a el, un soporte de volante con su correspondiente volante desconectado del mundo, es decir, desconectado de la videoconsola y desconectado del ordenador portátil que ocupa un asiento del sofá, donde suelen estar sentadas las personas, no un objeto electrónico que no requiere de descanso más allá del que le queramos dar. Si seguimos con el desorden, tenemos entre el sofá y el volante, un maravilloso puff destinado al mismo propósito que el volante que se sitúa delante de él, favorecer el entretenimiento de los habitantes del salón, habitantes que cuando quieran estar disfrutando de este entretenimiento, todo el desaguisado que estamos describiendo tendrá sentido, pero si no es así, entonces solo tenemos un caos propiciado por la primera palabra que se ha escrito durante esta presentación.

Desesperación. Hemos nombrado un ordenador portátil, un ordenador que tiene la culpa de que me apetezca desahogarme un rato en este momento, porque este ordenador da lugar a una curiosa historia que contar. Y la historia es algo tan tonto para mi, algo tan mundano como el hecho de coger un día un cacharro que lleva tiempo funcionando como el orto y darle una segunda (jajajaja, segunda, el cacharro tiene más de diez años, será la tercera o cuarta ...) vida, ponerlo a funcionar de nuevo. 

Todo viene propiciado por cambios en mi casa. Estoy poniendo en solfa después de demasiado tiempo el despacho de mi casa, tengo el despacho, tengo ordenador nuevo y no podía tener un portátil que tarda más en arrancar que una novia en arreglarse para salir a cenar una noche cualquiera. Así pues, me decidí estas vacaciones a formatearlo y ponerle un windows 10 (estaba con el windows 8 de cuando lo compré hace diez años). Y aquí empieza la aventura.

Nos ponemos de nuevo en situación. El salón patas arriba con el volante de la Play 5 por allí en medio, un cable de red directo al router pasando por encima del volante y un disco usb con la instalación de windows ... al ataque. En el primer intento, ni siquiera tenía el aparato conectado a la red, con lo cual la primera instalación se cortó en el momento en que intentó instalar actualizaciones ... maravilloso ... maravilloso el hecho de que la instalación no te avise de que tienes que estar conectado a la red. En fin, que de esto me di cuenta, conectamos y volvemos a intentar. A este intento les seguirían otros cuatro en los que la instalación acababa con un simple mensaje de que "la instalación de windows no se puede continuar ... reinicie el pc etc, etc ..." con un botón de "Aceptar" que ni siquiera me dejaba pulsarlo, el cacharro se reiniciaba solo (apuntaros este detalle porque será importante para entender todo esto). Como no soy de rendirme, busqué soluciones en internet ... pero los métodos para solucionarlo me hacían resolver esto ejecutando un comando mientras se mostraba la pantalla de error, pero como ya os he dicho, se veía la pantalla de error pero el equipo se me reiniciaba solo, sin darme opción de hacer nada.

Todo esto pasó un día cualquiera y yo me tuve que ir a la cama con el retintin de no haber solucionado nada. Es más, esto fue un día de reyes y yo ya estaba con la coña ... "genial, este año los reyes me traen un portátil roto".

Al día siguiente tenía más bien pocas ganas de retomar esto, pero no se me iba de la cabeza. No he mencionado que este ordenador desde hace años tiene la batería rota, no carga absolutamente nada y lo tengo que tener siempre enchufado a la red. Llegada la hora de hacerme de comer, aún estaba mareando posibilidades, así que puré de guisantes al fuego, prendí también el portátil, pero esta vez desconectando la batería rota para que no pudiera interferir en la instalación, y "voíla", se me fue un buen rato, pero con el ordenador con la batería desconectada la instalación fue avanzando sin problemas.

Moraleja, chicos, no instaléis el sistema operativo del portátil con la batería conectada si está defectuosa o desgastada. Y tampoco escribáis después de haber salido a almorzar y haberos tomado dos chupitos de "blach and white" ... esto no ha salido tan guay como yo esperaba.

Moraleja principal, arreglo lo que me echen, por muchas ostias que me lleve. Empezamos 2023 con aventuras informáticas, ¿hay mejor manera posible?. Seguro que sí, pero no para mi.