martes, 12 de agosto de 2014

Epidemia mediática

Una mala idea en la cabeza. A veces tienes que pensar las cosas dos veces antes de empezar a hablar y a veces tienes que pensarla muchas veces más.

Tenemos que pasar muchas veces por momentos en los que las cosas que nos cuentan, vengan por la vía que vengan, nos indignan, nos molestan, nos afectan psicológicamente, nos alegran o simplemente, nos dan que pensar ..... y en otros momentos, esas mismas cosas nos resultan totalmente indiferentes.

Después de mucho pensar en el tema del día, no termino de estar seguro de poder meter en alguno de estos casos al suceso que me ocupa en esta historia.

La historia viene del virus ébola, que tan de actualidad está en estos días.

Son muchas las personas que lo están sufriendo en África occidental, este suceso entiendo que no puede dejar indiferente a nadie, por supuesto, mucho menos a mi. Lo que ocurre es que hasta hace unos días el interés por la noticia, por mezquino o feo que suene, se me había quedado básicamente en esa pena que sentimos cuando vemos que las vidas se pierden por motivos de desgracia pura y dura, por esas causas que producen en nosotros rabia y resentimiento hacia algo que nunca llegamos a saber lo que es, porque realmente no existe nada contra lo que estar resentido .... si uno contrae el virus del ébola y se muere, igual que si fuera un cancer, alzheimer o similares, como he dicho, no tenemos nada contra lo que sentirnos de esta forma, esto no es más la vida en su máxima expresión de dureza y realismo.

Como iba diciendo, todo eso era hace unos días, pero gracias a una opinión de uno de mis jefes al respecto, mi forma de pensar ante este suceso terminó cambiando radicalmente.

Como todos sabemos, el religioso español trágicamente fallecido el día de hoy, fue repatriado a España por el estado tras solicitarlo. Este traslado se produjo ante un revuelo mediático de opiniones diversas. La más extendida era sin duda que el estado había actuado correctamente al traer a nuestro país al misionero, incluso el propio gobierno se había ganado las críticas de la oposición al expresar la posibilidad de que la iglesia tuviera que aportar una parte de los costes del viaje hasta España. Ni que decir tiene que algunos periodistas de radio o televisión pusieron el grito en el cielo al ver que se sugería tal posibilidad, tachando a los políticos que pusieron sobre la mesa esta idea de locos de atar, majaretas o similares e incluso, cosas peores que no voy a citar aquí.

Y ahora es cuando llega lo que importa, esa dichosa opinión y mi cambio de idem al respecto. Yendo con mis jefes a trabajar una de estas mañanas de la semana pasada en las que me regalaban con maravillosas jornadas intensivas de trabajo de 12 horas, iban comentando acerca de la repatriación del monje, y comparaban la situación con todas esas personas y niños que no pueden permitirse una costosa operación en el extranjero, operación que no tienen posibilidad de realizar en nuestro país o que la seguridad social nunca cubriría.

Ahí quedó eso. Pero a mi aquel punto de vista que ni siquiera se me había pasado por la cabeza me hizo pensar. En un primer momento estuve totalmente de acuerdo, siento decirlo así. Después cuando tuve tiempo le dí muchas vueltas. En cierto modo podría entender que esta perspectiva sobre el problema podría verse algo cínica, o podríamos ver que estamos hablando de situaciones que en modo alguno se pueden comparar, o tal vez podríamos decir como muchos periodistas y soltarle directamente a mis jefes que están mal de la cabeza por pensar así.
......
......

Y después de sopesar todos estos pensamientos decidí que seguía estando de acuerdo con mi jefe. Sin que sirva de precedente, así es.

Vamos a seguir mirando la situación desde todos los ángulos, y para ello entremos ahora en un pequeño juego. Reconstrucción de los hechos, paso a paso y en frases cortas:

  1. Una epidemia de ébola se extiende por África occidental.
  2. La gente muere por cientos.
  3. Misioneros en obra humanitaria en aquellas zonas no están a salvo de la infección.
  4. El padre Miguel Pajares y varios/as religiosos/as de su orden contraen la enfermedad.
  5. Pide su repatriación a España para él y algunas compañeras infectadas.
  6. Se le concede dicha repatriación por el Estado Español.
  7. Al cabo de una semana muere en nuestro país.
Los hechos están claros. Voy a intentar evitar que se me malinterprete con las palabras que voy a decir a continuación, 

NUNCA HE ESTADO EN CONTRA DE QUE SE REPATRÍE AL MISIONERO ESPAÑOL.

Dicho esto en letras mayúsculas y bien desmarcado del resto del texto, no puedo evitar pensar un par de cositas al respecto de todo esto:
  1. El interés que ha puesto el gobierno de nuestra querida España en que Miguel Pajares acabara sus días en nuestro país ha sido más partidista y mediático que otra cosa, aparte de la lógica cercanía tradicional de la derecha hacia el gremio religioso.
  2. Los ataques de la oposición al gobierno me parecieron totalmente absurdos, parece cosa de locos, los socialistas pidiendo que a la iglesia se le pague algo, ¿en que mundo vivimos?
  3. Y lo cierto es que apoyo esa disparatada comparación .... me paso las semanas guardando tapones de plástico para donarlos para niños que necesitan una operación de unos miserables 5000 euros .... decir esto me valdrá la condenación eterna en el fuego del infierno, pero con lo que ha costado la repatriación del misionero habríamos salvado a 16 de esos niños.

Que el señor me guarde en su regazo.

P.D. Mi más sentido pesame desde este post a todas las víctimas que se ha llevado este pernicioso virus, mi más sentido pésame para el padre Miguel Pajares, descanse en paz.