jueves, 29 de agosto de 2013

Desventuras por culpa de un café y una costurera

Títulos, títulos, títulos, nunca juzgues un libro por la pasta.

Ancha y larga es la sombra de mi ex, y más pesada la carga de lo que yo nunca hubiera imaginado es. Ni salir a tomar un café tranquilo puede uno ya.

La vida pasa y vamos dejando detrás de nosotros muchas cosas. Yo intento dejar atrás lo más bonito que me ha pasado en la vida, mi relación con mi ex. Y aquí estoy, viviendo en un pueblo en el que parece que estoy condenado a no poder desembarazarme de ella nunca.

Hasta aquí la divagación, ahora la historia.

Una de las cosas que vamos dejando detrás de nosotros es la ropa que se nos va quedando vieja, como no, y a mi me empiezan a peligrar los pantalones vaqueros, unos los tengo ya reventados por el culo y otros que tengo van por el mismo camino (ni que yo tuviera el culo gordo, a mi me podrían cambiar el apodo por "culofino" de "american pie", menuda jollita estoy hecho, barrigón y culo fino).

El quit de la cuestión es que llevo tiempo queriendo salir al pueblo a preguntar por alguna mujer que haga arreglos de ropa para cuando me compre mis próximos vaqueros que será más pronto que tarde, así que me acerco a un bar del pueblo que me conocen y que me da más confianza para preguntar cosas de esas. He aquí la conversación, os la podéis imaginar:

- Hola Tano, ¿cómo vas?
- Bien, hombre, ¿qué te pongo?
- Ponme un manchao, cuando puedas, gracias.
..... (pausa para hacer el café)
- Oye Tano, ¿conoces por aquí alguna mujer que cosa, haga arreglos de ropa y tal?
- Alguna hay, si ....
- Pues nada, si eso dame alguna dirección o teléfono cuando puedas
..... (pausa mientras se lo piensa)
- Hay una .... ahí más alante hay un sitio de ruedas ...
- Si, la "michelín".
- Si te metes, se termina la "michelín", hay un bar que se llama "tnt", justo en frente. La mujer se llama "Agripina" ....

Todo este rollo en realidad es un poco insustancial, lo que realmente le toca la moral a uno es lo que viene a continuación, ya que hasta ahora lo único que he hecho es justificar el título (café, costurera, está claro, ¿no?):

La cuestión es que al camarero del bar (me conocía, ya os lo he dicho antes) le pica un poco la curiosidad de verme por allí preguntando por una costurera.

Me pregunta que como es que no voy por mi pueblo, le digo que si que voy, y acabamos hablando de que estoy viviendo allí mismo (al parecer aún no estaba enterado, cosa rara), que si trabajo en Orihuela y demás, y como no, acabamos hablando de mi antigua relación, sus padres, etcetera, etcetera (con todas las letras).

Vamos que yo quería tomarme un café tranquilamente leyendo un periodico, sacar un poco de información por el bien del futuro de mis pantalones vaqueros, y acabaron dándome el café (no quiero ser tampoco desagradecido, la gente seguro te pregunta con su mejor intención, pero no era precisamente lo que a mi me apetecía).

Y para colmo, un abuelo que andaba por allí al que yo no conocía de nada, se puso a hablar conmigo de que si las mujeres son un problema y que conoce a mucha gente que se mete en cada lío de aquí te espero. Me contó una historia de un amigo suyo que estando casado con una mujer, pilló y se lió con una brasileña con una hija, y no se que de que se las trajo a vivir a una casa suya, y que ahora está pagando casa en un sitio y casa en otro, y no se cuantos rollos más, y yo estaba pensando, ¡QUE NARICES HABRÉ DICHO YO PARA NO PODER TOMARME UN CAFÉ TRANQUILO!

En fin, todo este rollo la verdad es que ha sido un desahogo, ya que no lo he tenido con el café, bendita palabra escrita que me da un rato de alegría.

Ahí queda eso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario