martes, 12 de noviembre de 2013
Juegos de cama y alcohólicos anónimos
Y nunca le recordaba lo que no se debía contar. La sala de alcohólicos anónimos era un crisol de caras entre sorprendidas, divertidas y escandalizadas escuchando las intimidades de Julio con su mujer. Yo había comentado el problema con María, debía decirle a su marido que hablara de sus problemas con la bebida, y se dejara los juegos de cama para la intimidad del dormitorio, pero parece que ella jamás le dijo nada, puesto que Julio insistía en el tema, y si yo comenté algo con él en alguna ocasión, me contestaba que María no le había dicho absolutamente nada. Al final, volvía a ser el payaso de la reunión.
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