jueves, 17 de octubre de 2013

A que soy romántico ...


Ante mis ojos ya no hay nada. Un precioso atardecer finaliza el día en el que te tiré un helado encima. Tu maravillosa sonrisa ante mi desaforado intento por disculparme hizo que algo se encendiera en mi interior. Intentando compensarte por todos los medios, conseguí que nos viéramos juntos caminando hacia la tintorería más cercana. Desapareció la mancha, pero el rubor de mis mejillas insistía en no abandonarnos.

A continuación aceptaste gustosa mi invitación al mismo helado que había conseguido que nos conociéramos. Al rato, me confesaste, que aquel rubor de mis mejillas había iluminado algo en tu interior. Y juntos finalmente, observas el maravilloso ocaso mientras ante mis ojos, sólo apareces tú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario