lunes, 21 de julio de 2014

Gracias, Motilleja, y que viva La Chicharra

Y nunca más se supo .... nada como el agua para ahogar esa canción que nunca llego a salir de la boca de un cantante. Es posible que eso lo pensará en algún momento algún vecino del pueblo de Motilleja con una mente perturbada como la mía. Que mejor venganza puede haber contra alguien que busca en la música su medio de expresión y diversión, que intentar evitar que haga llegar al mundo esos versos sonoros y llenos de energía aplastándolos con la fuerza del líquido elemento, justo antes de que aparezcan a través de su boca.



Este año hemos tenido una fiesta de la Chicharra muy especial. Parece ser que los actuales organizadores quieren dejar el testigo y delegar en otras personas que preserven esta fiesta que me ha atrapado durante muchos años. Estas palabras y sentimientos son los que me han hecho empezar de una forma tan rebuscada y poco ortodoxa, con esa mezcla de palabras y locura que se me antoja el primer párrafo ahora que lo estoy leyendo. Sin embargo, este hecho no va a centralizar la temática de estas lineas, pero si que quería agradecerles desde el mismo principio del post, tantos años (16 para algunos) de dedicación y ganas de ofrecer una fiesta tan significativa, amén de unos días llenos de risas, diversión, buenos momentos y por supuesto, música.

Por supuesto, ha sido muy especial también porque este año he podido vivir la fiesta del agua, "la batalla del agua", desde "el otro lado", un gran privilegio que se me ha concedido y que aclararé más adelante.

Este año para mi como aguilandero la fiesta ha tenido también un matiz de tristeza. Diversas circunstancias han forzado a la mayoría de mis compañeros aguilanderos a que no estuvieran con nosotros tocando y cantando, y esto me ha hecho echarlos un poco de menos (en realidad solo un poco, que me perdonen, porque una vez que empieza la fiesta es lo que hay, la vives y te olvidas de lo demás).

Este año llegamos dos miembros de los aguilanderos (Carlos y yo) junto con un amigo de los animeros de Caravaca (Pepe Gordini), y esa era toda la cuadrilla que pudimos traer, así que nos unimos a los colegas de Motilleja para poder hacer más ruido. Sin embargo, no tardamos en enganchar los instrumentos e ir calentando las voces con las primeras coplas, y templándolas con los primeros cubatas .... (desde luego, últimamente solo cuento borracheras, vaya giro).

Este año sin comerlo ni beberlo no acabamos en la "discoteque", pero no fue ni más ni menos que porque después de tocar en la plaza del pueblo, de echar una mano para arrastrar a los grupos a la cena, la propia cena, las coplas y los cubatas antes del escenario, de andar ligando con unas muchachas de un grupo de coros y danzas de Albacete (que por cierto, parece ser que discriminamos a los grupos de coros y danzas en Barranda, palabras textuales de nuestras amigas), después del escenario, y después de seguir tocando, se nos hicieron ya las seis de la mañana, así que estábamos algo reventados.

Y llega el domingo y su fiesta del agua .... después del almuerzo nos unimos a los amigos de Motilleja para este año pasar al "lado oscuro de la fiesta del agua". El punto de mira de todas las iras de los vecinos del pueblo después de tener que estar aguantando a unos músicos incansables haciendo ruido durante tres días hasta horas intempestivas, van a tomar cartas en el asunto ..... en el culmen de la batalla, cuando salgamos a la calle con los instrumentos armados, la venganza será de ellos .... del pueblo .... y yo me iba a encontrar "del otro lado" .... que gran privilegio, que gran momento ..... QUE GRAN AGOBIO Y QUE GRAN REMOJÓN ....

Los momentos previos son de risas y en cierto modo, de nervios para mi. Pasamos un rato juntos afinando instrumentos y echando unas risas con "el rito de los no iniciados de por medio", un rito que por decisión expresa mía, y por respeto a mis compañeros, no aparecerá aquí, ya que es un secreto reservado solo a un grupo de elegidos, todos aquellos que pueden llegar más cerca de la Ronda de Motilleja ..... culminado con la aparición de las fregonas que salieron a la calle a llevarse los primeros cubos de agua por encima ....

Nos equipan a todos con instrumentos listos para ser destruidos, guitarras "de los chinos" y tambores de juguete, flautas de las que usábamos para aprender en la escuela e incluso un mortero sirve para hacer algo de ruido, mientras te cae encima la furia contenida en decenas de cubos de agua ..... y llega el momento .... salimos ..... hacemos un corro lo más compacto posible ..... suena la música ..... suenan las voces ...... llegamos frente a nuestros rivales ..... y sin previo aviso
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¡¡¡EL MUNDO SE CONVIERTE EN AGUA!!!

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Los ojos, las bocas, las narices, las orejas, todo se llena de agua ..... todo es agua. Y la tormenta que se nos echa encima se pasa despacio, demasiado despacio.

Al final cumplimos la tradición reventando los instrumentos contra el suelo, señal que marca nuestra rendición y que simboliza el fin de la música .... este año.

Y yo con inmensa alegría este año puedo decir que estuve ahí .... la guinda del pastel vendría a ponerla la prensa que venía a cubrir la noticia en la figura de una señorita que hacía las veces de presentadora que no sabía donde se metía ..... venía muy fina y arreglada ella con su vestidito negro, más le valía haber traído un chubasquero, INCONSCIENTE.

Pidió a los amigos de la organización que hablara con la gente para que no la mojaran, pero fue en vano ... demasiado aguantaron los vecinos aún con ganas de guerra, que la rodearon durante unos tensos 5 minutos cubos en mano sin llegar a mojarla, hasta que le cayó el primer cubo.... los demás llegaron solos.

Desde la organización cumplieron ofreciéndole toallas a la joven para que se secara después. Y ahí terminó todo.

La fiesta del agua en estado puro. Muchas gracias de nuevo amigos, por todos estos años de llevar para adelante la Chicharra.

2 comentarios:

  1. Gracias Javi. Muchas, muchas, muchas gracias. Eres un tío genial.

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  2. Yo puedo decir lo mismo de todos vosotros. Un abrazo, compañero.

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